Pr15_Glass/ Borja Antón
Año 1998. Algo bulle dentro del Periodismo y de los propios medios de comunicación. De alguna forma, los valores y criterios periodísticos se encuentran en plena transición hacia un nuevo modelo informativo, con los avances tecnológicos en plena efervescencia. En esos instantes, en la redacción de The New Republic, Stephen Glass, uno de los periodistas más prometedores de su generación, acaba de entregar un artículo sobre un joven hacker. El texto encandila y atrapa a sus redactores y compañeros de oficina gracias a una oratoria impecable e hipnótico. Sin embargo, tras esa fachada de rigor y profesionalidad, se esconde uno de los escándalos más alarmantes de la profesión en la actualidad.
El caso Glass generó grandes debates en torno a los nuevos conceptos y formas de hacer periodismo: ¿dónde acaba el límite entre información y entretenimiento? ¿Habría que establecer otra forma de comprobación de datos? Y lo que es más importante, ¿dónde queda la ética periodística?